La austeridad del gobierno federal en programas de producción alimentaria, vislumbra un panorama de mayor pobreza en el país, de manera particular en el sector de la población rural. La presente generación tendrá que luchar para sobrevivir en condiciones muy limitadas y con una dependencia en alimentos no vista en los últimos cien años, aseguró Rafael García del Horno, Secretario de Finanzas de la Fundación Mejoremos el Campo.
Con un presupuesto de egresos cada vez más restringido para el sector agropecuario, forestal y pesquero; con la desaparición de dependencias para impulsar la producción de los granos básicos; con un esquema de comercialización que no acaba de definir su participación en cuanto a que se vigile y se corrija que no haya ‘coyotes’ y agiotistas en el agro, los productores del sector social y privado no vislumbran que en el breve plazo de los próximos cuatro años, México pueda presumir de autosuficiencia y soberanía alimentaria.
Recordó que en los últimos dos años, después de que el gobierno federal prometiera “el oro y el moro” a los campesinos y agricultores por la vía de la transformación y de la desaparición de la corrupción, la actividad productiva en el campo “ha caminado para abajo” y, como va, seguirá cayendo paulatinamente hasta lograr que el pueblo padezca falta de trabajo, desnutrición y hambre, no sólo en el sector primario, donde están los más pobres, sino en las periferias de las ciudades grandes, medianas y pequeñas.
En los tres estados de la península de Yucatán, en Chiapas, Tabasco, Oaxaca y parte de Veracruz, los daños por la “visita” de los huracanes y tormentas tropicales, fueron cuantiosos, sobre todo en agricultura y ganadería –sí, porque en turismo las pérdidas podrán resarcirse en breve—sin contar con liquidez para indemnizaciones y rescate de bienes y animales sobrevivientes de las fuertes corrientes de los ríos. Foto: Cortesía.
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